"Recorrido Final" Por: isaac Contreras
- isaac contreras
- 28 oct
- 6 Min. de lectura

El el vidrio estalló como un buñuelo de azúcar.
Luego vino el silencio.
Leonardo sintió el sabor metálico de la sangre en la lengua y el zumbido constante en los oídos. No supo cuánto tiempo había pasado hasta que vio luces a lo lejos. Parpadeó, creyendo que eran ambulancias, pero cuando logró enfocar distinguió focos de colores y una lona roja y negra con letras goteantes: “TerrorLand: El Recorrido del Miedo Más Real de la Ciudad.”
Intentó mover el brazo; le dolía todo. La camisa estaba pegada al cuerpo, húmeda. Tocó su frente: se sentía blanda, hundida. No recordaba el choque con claridad. Solo un volantazo, el chirrido de las llantas y, después, oscuridad. Nadie escucho nada por las bocinas de aquel evento que molestaban a toda la cuadra, el audio cubrió lo que paso anteriormente a 200 metros del lugar.
Caminó tambaleándose hacia el portón iluminado. Nadie lo detuvo. Una fila de adolescentes esperaba para entrar, riendo y tomándose fotos. Lo miraron, se sorprendieron y también le tomaron fotos.Un empleado vestido de payaso sangriento lo felicitó.
—¿Vas solo, campeón? Buen maquillaje, ¿eh? —le dijo, dándole una palmada en el hombro.
Leonardo sonrió por inercia. Sintió el crujido de algo bajo la piel.
Adentro, la oscuridad olía a humedad y óxido. Un altavoz anunciaba:“Prepárate para morir de miedo.”Y una risa macabra
La primera escena era una morgue. Un actor con bata manchada de rojo fingía cortar un cadáver de plástico. Leonardo se detuvo. Vio el cuchillo brillar. Algo en su mente se rompió, como el parabrisas del coche.
Cuando el actor se acercó para asustarlo, Leonardo lo sujetó de la muñeca y, con una fuerza que no entendía, le hundió el mismo cuchillo en el ojo. Aquel cuchillo de juguete de plástico se llenó de sangre y gritos hasta romperse en la cuenca ocular.El hombre cayó sin emitir más gritos.Los demás visitantes aplaudieron, riendo y celebrando.
—¡Qué realista! —dijo una chica, grabando con su celular.
Leonardo siguió caminando. El pasillo se deformaba con luces estroboscópicas. Veía sombras moverse, escuchaba risas filtradas por los parlantes. Cada paso era un latido sordo dentro de su cabeza fracturada.
En la siguiente habitación, una mujer disfrazada de monja lo señaló con una cruz.
—El mal debe ser purificado…
Leonardo avanzó, tomó la frente de la chica y la golpeó contra la pared. Cada grito y voz de auxilio se perdían en el eco de aquella habitación decorada como el sótano de una iglesia. La pared quedó manchada, iluminada por el efecto de las luces intermitentes. El cuerpo de la monja no se movía.Leonardo se enderezó.
—Ya lo purifiqué —murmuró.
Otro grupo de adolescentes que avanzaba aplaudió, pensando que era parte del espectáculo. Siguieron hacia la siguiente habitación buscando más adrenalina. Algunos decían que los gritos y los golpes se veían muy falsos.
Uno a uno, los actores caían: el verdugo, el zombi, la niña del pozo. Nadie sospechaba nada. Nadie sabía lo que ocurría en realidad. Algunos comenzaron a notar que la sangre no era pintura. Otros creyeron que se trataba de un nuevo nivel de realismo.
En el laberinto final, después de clavar la estaca en el pecho del vampiro, Leonardo vio un espejo. Se miró. Su rostro estaba destrozado; el ojo izquierdo colgaba como una uva marchita. La camisa era una mezcla de aceite, sangre y polvo.
—Qué buen disfraz, bro —dijo un grupo de adolescentes que pasaba por el cuarto.
Leonardo se miró de nuevo. Pero eso no era un disfraz.Un zumbido recorrió su cabeza. El dolor, los recuerdos, las imágenes del auto: saliendo de la fiesta, bebiendo alcohol, riendo, vomitando, subiéndose al auto, acelerando, el chirrido de las llantas, el volantazo, el humo, los vidrios rotos... el dolor.
Detrás de él, los gritos eran ecos atrapados en la estructura metálica. La encargada de los actores se acercó al vampiro para anunciarle su hora de comida y descanso. Los gritos de la chica llenaron de realidad el recorrido. La gente comprendió que todo era real. Los actores no fingían estar muertos. La sangre era real.
El caos inició. Corrieron por todos lados.Frente al espejo, Leonardo se vio temblar. Tocó su mejilla. La piel se despegó como papel mojado.
De repente, recordó el impacto.El coche… el poste… el parabrisas.Recordó el cuerpo inerte en el asiento del copiloto.Sandra. Su novia.
El espejo se agrietó.El altavoz volvió a hablar:“Gracias por visitarnos. Vuelve pronto…”
Leonardo sonrió, con la mandíbula colgando.Afuera, la policía entró al lugar. Encontraron a los visitantes en estado de shock, a los actores despedazados y, en medio del pasillo principal, un cuerpo inmóvil frente a un espejo roto.
Confusión Mortal en Casa del Terror: Una Noche de Halloween que Terminó en Tragedia
Por Redacción / Diario Marca en el DesiertoMexicali, B.C., domingo 1 de noviembre
Lo que comenzó como una atracción de Halloween se convirtió en una de las escenas más macabras registradas en los últimos años. Un joven, identificado como Leonardo N., de 27 años, perdió la vida tras ingresar con heridas graves a un recorrido de terror, en un evento conocido como “TerrorLand: El Recorrido del Miedo Más Real de la Ciudad”, ubicado al este de Mexicali.
Según el reporte de la Policía Municipal, minutos antes de las 12:30 a.m., Leonardo habría sufrido un accidente automovilístico en las inmediaciones de la carretera principal. Testigos aseguran que su vehículo perdió el control, impactándose contra un poste. A pesar de las lesiones visibles en la cabeza y el tórax, el joven descendió del automóvil y caminó tambaleante hacia el evento de terror instalado a unos 200 metros del lugar.
Entre la ficción y la tragedia
De acuerdo con los primeros informes, los asistentes y el personal del recorrido creyeron que las heridas y el estado físico del joven eran parte de un disfraz.
“Creíamos que era un actor del recorrido. Sus heridas eran muy reales, pensamos que era un buen disfraz”, dijo un guardia de seguridad del evento.
Durante los primeros minutos, los visitantes reportan que Leonardo “actuaba confundido”, caminando en silencio entre los pasillos y escenografías. Luego, aseguran que comenzó a atacar a los actores del recorrido, utilizando los objetos de utilería que encontraba a su paso.
“Pensamos que era parte del show… todo se veía tan real, que muchos aplaudían. Nadie entendía que algo estaba mal hasta que vimos sangre de verdad”, relató una joven que prefirió mantener el anonimato mientras trataba de controlar su ataque de ansiedad.
El saldo preliminar es de 13 personas fallecidas —actores del evento y asistentes—, además de varios heridos por crisis nerviosas y golpes leves durante la estampida hacia las salidas de emergencia.
El informe oficial
Horas después del incidente, La Dependencia de Seguridad emitió un comunicado que ha generado más dudas que respuestas:
“El sujeto ingresó al recorrido con heridas graves producto de un accidente automovilístico. Venía de una fiesta de Halloween. Una joven murió en el auto que conducía Leonardo N.; aparentemente era su novia. Estamos investigando si en esa fiesta alguien adultero su bebida o lo obligaron a usar sustancias prohibidas. Lo que sí estamos seguros es que el sujeto señalado no atacó a nadie en el recorrido. Se desplomó antes de llegar al primer cuarto.”
No obstante, las fotografías filtradas por paramédicos muestran a Leonardo desplomado frente a un espejo roto en el último tramo del recorrido. Su cuerpo presentaba las mismas lesiones que habría sufrido en el accidente, pero también rastros de sangre ajena.
Se prevé que el joven Leonardo era familiar de un miembro de la Dependencia de seguridad, información aún en proceso de verificación.
Las versiones encontradas
Algunos sobrevivientes afirman que vieron al joven moverse incluso después de que los paramédicos declararan su fallecimiento, y que su reflejo en el espejo “parpadeaba” cuando el cuerpo ya no lo hacía.
“Nadie sabe qué fue real y qué no. Las luces, los gritos, el humo… parecía que el lugar seguía vivo, incluso después de que todo terminó”, comentó un trabajador del recinto mientras retiraban las estructuras del recorrido.
La especialista forense, la doctora Martha Elizalde V., explicó que el caso de Leonardo N. “desafía cualquier respuesta médica inmediata”. Según su informe, el joven sufrió un traumatismo craneoencefálico severo al momento del accidente, lo que pudo haber provocado una crisis disociativa aguda: un estado en el que el cerebro, al intentar sobrevivir al shock, separa la conciencia de la realidad. “No es raro que personas en ese nivel de trauma actúen de forma automática, como si siguieran un guion o una rutina previa. Él tal vez no entendía dónde estaba ni lo que hacía”, afirmó la doctora.
Beltrán agregó que los informes médicos preliminares indican que Leonardo ya estaba clínicamente muerto minutos antes de ingresar al recorrido del parque. “Lo que los testigos vieron fue, quizá, una reacción postmortem excepcional o una confusión colectiva ante un cuerpo en movimiento. El cerebro humano puede tardar segundos —a veces minutos— en apagarse por completo. Y en ese lapso, el cuerpo puede moverse, respirar, incluso caminar.” La especialista concluyó que el caso “no sólo perturba por lo que ocurrió, sino porque nos recuerda lo poco que entendemos de los últimos segundos de la vida.
El sitio permanece acordonado por las autoridades, y el evento fue suspendido indefinidamente.
Una noche para no olvidar
Lo cierto es que, entre versiones oficiales, videos borrosos y testimonios contradictorios, la línea entre el espectáculo y la tragedia quedó completamente borrada.
Algunos visitantes aseguran que, mientras los equipos forenses retiraban los cuerpos, la bocina del recorrido se encendió sola y repitió la frase final del espectáculo:
“Gracias por visitarnos... Vuelve pronto.”
Mientras tanto, varios testigos afirman haber visto salir del recorrido a un hombre tambaleante que caminaba entre los visitantes.Y todos coinciden en lo mismo:Su disfraz era increíblemente real.
Cuento: “Cádaver”
Escrito por: Isaac Contreras
Laberinko ®







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